Dejando mi empleo y lanzándome al vacío
Llegó el momento al que tanto miedo tenía de enfrentarme. Esto es "Dejando mi empleo y lanzándome al vacío para perseguir mis sueños". Una decisión impulsiva, sin planeación previa y sin idea de que haré después de esto.
Aramara Robledo
8/12/20252 min read


Algunos los llamarán estupidez, otros podrán llamarlo valentía. Yo lo llamaré aventarse al vacío confiando en mis habilidades y en el destino mismo.
El año pasado, mientras estaba trabajando en la restauración de templos, pedía al universo que me diera un trabajo de medio tiempo, cerca de mi casa con un sueldo seguro semanal (aunque no fuera mucho). Y no sé si fue el universo o San Diego (que era el santo al que restauré los últimos meses), pero me llegó ese empleo, a 10 minutos de mi casa caminando, con un horario de lunes a viernes de 8 a 2, con un sueldo bajo, pero seguro y con un ambiente laboral bastante agradable.
Y sí, ya sé, seguramente en este momento estén pensando que no debí haberlo dejado, pero no podía más con la idea de pensar en cómo esas 30 horas semanales podrían ser invertidas en cosas que fuesen importantes para mi. ¿Cómo qué? Como la música, la ilustración, el aprendizaje de tecnologías IA, desarrollo de mi marca personal, el tatuaje, etc.
Y sí, mi rutina era buena. Por las mañanas iba a la oficina, por las tardes al estudio de tatuaje (en el cual ya llevo tres meses) y por las noches practicaba la voz. Pero había algo que me causaba ruido. Y era que, ni al canto, ni al tatuaje les dedicaba tantas horas como a mi empleo.
Hace unos meses la falta de ganas de ir comenzaron a hacerse notar. Y cuando tuve que pedir días libres para ir a visitar a mi papá, que cumplió 89 años, y me vi ahí sentada, pidiendo permiso a personas ajenas a mi vida para poder ir a ver a mi familia me sentí totalmente atrapada. Me pareció ridículo que, siendo una adulta, tenga que pedirle permiso a otros adultos para poder descansar y visitar a las personas importantes para mi.
Así que, al día siguiente de cumplir un año en ese empleo, fui a hablar con mi directora para comentarle que iba a renunciar y que me indicara cuanto tiempo necesitaba para la transición. Resulta que no necesitaba tiempo alguno, así que al día siguiente firmé mi renuncia.
Y fue así como salí dinero, sin seguridad de nada, sin un plan bien estructurado en mente, pero con mucha energía, felicidad y una confianza que no sentía hace mucho tiempo. De eso han pasado tres días y he aprovechado cada una de mis mañanas concluyendo proyectos, mejorando mis habilidades y sobre todo, agradeciendo el tener tantas pasiones que me puedan brindar los recursos económicos necesarios y la movilidad para no tener que pedir permiso nuevamente para ir a donde me de la gana.